Un mois de légendes /
septembre /
octobre 2025 /
novembre /
Tradición que florece: comunidad reunida, creatividad compartida y sabor a barrio.
Hoy celebramos el concurso de coronas de cempasúchil y el de chilacayote adornado. Entre familias, amigas y vecinos organizados, dejamos que la creatividad hablara: colores, sabores y mucha alegría. Gracias a quienes trajeron manos, tiempo y corazón. Sigamos cuidando lo que los une.
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» Et moi, et moi, et moi… »
Égocentrisme… une des maladie du siècle.
https://www.babelio.com/livres/Jobard-Contre-le-developpement-personnel/1312553
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si je sais mais
…et vive comme un gardon, la journaliste accompagnée d’un caméraman m’interroge :
Vous êtes pour ou contre limiter les voyages en jet des super-riches ?
Contre !
Pourquoi ?
Euh, je sais pas, en fait, euh…. si je sais mais, mais mêêhhh….mêêhhh !
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j’en ai trois autres…
T’as pas peur qu’on te fauche ton Harley-Davidson?
Non, je la gare près du poste de flic, et j’ m’en fous, j’en ai trois autres…
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torgnole
…en plus, merde, fait pas chier, j’aime pas être photographié.
Pourquoi ?
Parce que mon père qui me photographiait sans arrêt me foutait une torgnole quand je voulais pas.
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» Enrico «
A la lecture de ce qui adviendra ensuite, Enrico Berlinguer fut le dernier représentant politique d’une Italie digne, accueillante, fraternelle, bientôt laminée par la vulgarité d’un berlusconi, le racisme de salvini, melloni et cie. Le film est parfois aride, volontairement. On est loin d’un biopic Américain à rebondissements. En Italie c’est un succès énorme (plus de 700.000 spectateurs à ce jour). Il attire la génération Berlinguer mais surtout une jeunesse avide de comprendre, d’espérer en une Italie sociale, une Italie qui se débarrasserait enfin du dogme néo-libéral, autoroute du fascisme décomplexé en cours.
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Fermin Bike
En las calles polvorientas de Iztapalapa, donde el sol cae pesado sobre los techos de lámina y el rumor de los camiones se mezcla con la vida, hay un taller que respira historia. Entre llantas colgadas y engranajes que guardan memoria, un hombre —de manos curtidas y mirada serena— da nueva vida al metal dormido.
Desde hace cuarenta años, en las colonias de Casa Blanca y El Rodeo, su oficio ha sido una forma de oración: cada bicicleta que repara es una plegaria rodada, un acto de fe en el movimiento. Él conoce el lenguaje secreto de las cadenas, el pulso de los radios, el alma de cada rueda que vuelve al camino.
No hay diploma que avale su maestría, sólo el respeto de quienes llegan con una bicicleta herida y se marchan con esperanza. Sus dedos, como antiguos escribas, narran historias sobre ejes y tornillos. Y en su taller —ese santuario de grasa y paciencia— el tiempo no se gasta, se afina.
Él no arregla bicicletas: reconstruye destinos. En cada pedal ajustado hay un eco de libertad, en cada freno que vuelve a funcionar, una promesa de regreso.
Porque en el corazón de Iztapalapa, entre Casa Blanca y El Rodeo, vive un hombre bueno que ha hecho de su oficio un arte y de su arte una manera de amar al mundo, una vuelta más a la rueda infinita de la vida.
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alors que
Plus de soixante cinq mille assassinats à Gaza alors que les cyniques négocient sur le dos des affamés, des orphelins et des estropiés.
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Enrique y Abraham, peregrinos del sonido
Llegaron desde Querétaro, trayendo en sus manos el eco antiguo de la tierra.
Enrique abraza el contrabajo como si fuera un tronco vivo: de sus cuerdas brota el temblor del maíz y del viento.
Abraham, con su acordeón gastado, respira la ciudad y la devuelve convertida en canto.
Juntos, en una esquina cualquiera de la capital, tejen un instante de eternidad.
No buscan aplausos: buscan alma.
El rumor de los autos se mezcla con su música y por un momento, la urbe se detiene, recordando que bajo el concreto aún laten los tambores del origen.
Ellos son semilla y testimonio, melodía que no se vende ni se apaga.
Músicos de paso, sí, pero también guardianes de la memoria: esos que sin saberlo, sostienen el alma de un pueblo a fuerza de acordes y esperanza.
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