Día del Niño para dos hermanos que juntos viven

30/04/2025

En las calles de asfalto resquebrajado donde florecen los grafitis y los anuncios pegados con cinta, caminan —no, ruedan— dos pequeños gigantes. No traen capa, pero su andar tiene la dignidad de los héroes. Son hermanos, sí, pero también camaradas, aliados, cómplices del viento y del pedal.

Uno lleva gorra ladeada y sonrisa valiente. El otro, bermuda roja y mirada de barrio. Juntos, conforman una dupla sin título nobiliario pero con abolengo de esquina. Son nobles del juego y caballeros del truco, ciclistas de la infancia que cabalgan su bicicleta como si fuera Pegaso escapando de la rutina.

Porque en ellos, la calle no es sólo calle: es campo de batalla simbólica, es territorio donde se forja el habitus, como diría Bourdieu, ese conjunto de disposiciones duraderas que uno no elige pero sí transforma. Y ellos, con su andar despreocupado, van subvirtiendo el orden: visten el negro con alegría, y el rojo con potencia. Juegan, pero también marcan estilo. Son niños, pero ya son discurso.

Y en este Día del Niño, no celebramos la infancia domesticada por los estantes de juguetería, sino la infancia libre, que toma el manubrio y avanza. Ellos se tienen el uno al otro, y eso los hace invencibles. No necesitan más.

¡Feliz día, hermanos del viento! Que su rueda siga girando como el tiempo que no se rinde. Porque mientras anden juntos, el mundo será un poco más justo, y mucho más feliz.