el bus

23/05/2025

A las ocho de la noche, el camión de Iztapalapa es una serpiente metálica que se arrastra bajo la lluvia, con las entrañas llenas de almas fatigadas. Cada rostro tras el vidrio empañado es una historia muda, un códice vivo de la ciudad subterránea que respira entre banquetas. El lomo morado de la bestia vibra con el eco del trabajo, la espera y el regreso. Iztapalapa no duerme: sueña de pie, apretada en el tránsito del mito urbano.