Mia Keyli Serralde Buendía

16/04/2025

Tener un bebé es inaugurar un mundo nuevo; cada sonrisa, un sol recién estrenado, cada llanto, un eco que renueva y fortalece la vida. Keyli llegó a iluminar con luz propia el barrio de San Pedro, en el corazón vibrante y colorido de Iztapalapa, donde las calles murmuran historias y ahora susurran nuevas melodías, compuestas por risas y juegos.

Esta pequeña niña, compañera y cómplice incipiente de Luz Angela, su madre fuerte y valiente, transita por la vida como una estrella diminuta, pero brillante, irradiando alegría y esperanza en cada latido, en cada mirada curiosa hacia el mundo que apenas comienza a descubrir.

Decía Gutierre Tibón, con su fina sensibilidad y aguda observación, que cada criatura recién nacida es una promesa fresca escrita en carne viva, una profecía que embellece y enriquece a la humanidad entera. Así es Keyli para Luz Angela: amiga nueva, vida nueva; ella es el espejo claro donde su madre se reconoce poderosa y capaz, enfrentando con nobleza y determinación el arte complejo y sublime de criar a una hija.

En cada gesto de Keyli, en cada sueño y en cada despertar, se escribe lentamente la historia más hermosa: la historia compartida entre madre e hija, el legado invisible y sagrado que Luz Angela entrega cada día, fortaleciéndose en la mirada confiada de su pequeña compañera.