Sarahi, Kayzer 4.6 y Afrokiller

24/11/2024

Mis compas

Amiga, amigo, luz encendida en medio de la penumbra,
tú, río que no cesa, agua que en su danza
acaricia las piedras de mi soledad.
Eres la mano que no pregunta,
el abrigo que no pide invierno,
el pan que llega sin llamar a la puerta.

¿Qué sería del viajero sin su estrella,
del árbol sin el viento que lo acaricia?
Así eres tú, amigo,
la brisa que trae el aroma de las tierras lejanas,
la sombra en el desierto,
la risa que rompe los muros del silencio.

Nos conocimos en las aulas de la UACM,
entre libros y sueños, entre palabras y desafíos.
Allí, donde las ideas florecen como jacarandas en primavera,
tejimos este lazo que hoy nos sostiene.
En cada pasillo, en cada conversación,
la amistad creció como una raíz que encuentra su agua.

A veces callamos, y en el silencio
nacen palabras que no necesitan ser dichas.
A veces nos encontramos en la tormenta
y juntos inventamos un Nido
hecho de miradas, de gestos, de complicidad.
Porque la amistad no se mide en años ni en distancias,
sino en la fuerza de un lazo invisible
que ata corazones con un hilo de oro.

Amistad, fruta dulce de la vida,
manantial que nunca se seca,
poesía que escribe versos
en las esquinas del tiempo.
Tú eres el puente entre el yo y el nosotros,
el canto que no necesita partitura.

Hoy celebro tu presencia,
tu andar junto al mío,
tu risa que florece en los días oscuros.
Sin ti, el mundo sería una casa sin ventanas,
un jardín sin primavera,
un libro sin palabras.

Gracias, amigo, amiga, por ser refugio y horizonte,
por ser certeza en la duda,
por ser esa llama que, aunque el viento sople,
nunca deja de brillar.
Gracias, UACM, por ser el lugar donde estas raíces,
estas historias y estas risas se encontraron.