Félicitations pour ces 10 années Juan

18/12/2024

En la vasta y compleja Ciudad de México, donde el tiempo se deshilvana entre sus calles vibrantes, existe una rutina que brota con la calma de las mañanas y el murmullo de los parques. Hoy celebramos a Juan, quien durante diez años ha sido un caminante incansable y guardián de las almas caninas que le acompañan. Esta imagen, tomada en el corazón de Iztapalapa, plasma con fidelidad la nobleza de su oficio y el vínculo inquebrantable entre el hombre y sus fieles compañeros: Trufa, con su mirada serena; Preta, siempre alerta como sombra vigilante; Mona, en su sutil danza sobre la banqueta; Sanya, observadora paciente del mundo; y Duster, fuerte y estoico, con una dignidad que pareciera heredada de sus ancestros.

Juan no solo camina: teje historias con cada paso, en un paisaje que respira el pulso mismo de la ciudad. Entre árboles que filtran la luz y fachadas de colores encendidos, su andar ha sido testigo del devenir de Iztapalapa: risas infantiles, charlas de mercado y los ecos que solo un barrio lleno de vida puede ofrecer. Diez años en los que la brisa ha llevado consigo ladridos alegres y el eco de las correas que tintinean como un metrónomo cotidiano.

Pero este no es un paseo cualquiera: es un acto de amor y compromiso, un oficio en el que la paciencia, la responsabilidad y el cariño son la brújula. Gracias a Juan, Trufa, Preta, Mona, Sanya y Duster no solo caminan: florecen. Él conoce cada rincón del parque, cada banqueta desigual y cada sombra amiga que da cobijo en las horas más calurosas. En esta imagen se cristaliza la vida misma: el cuidado diario, la rutina que se vuelve poesía y el caminar como acto de conexión entre el ser humano, los animales y la ciudad.

Hoy, a diez años de aquel primer paseo, celebramos a Juan y su silenciosa pero inquebrantable labor. Porque en un mundo que parece ir demasiado aprisa, él nos recuerda que caminar juntos es un acto de amor, un arte en movimiento.