Con gran admiración, reconocemos el esfuerzo y la valentía con la que se unieron para exigir justicia y el bienestar de sus hijos y estudiantes. El cierre de vialidades, en especial el contundente bloqueo de la avenida Periférico, fue una acción determinante que demostró el poder de la organización y la unidad de la comunidad. Su lucha incansable en contra de la incompetencia y los abusos de ciertos funcionarios refleja no solo su compromiso con una educación digna, sino también su profundo amor por los jóvenes. Es imposible no destacar el coraje y la fortaleza de las madres de familia y maestras, quienes, con gran valor, alzaron la voz por el cambio que tanto merecen.

Su ejemplo es un recordatorio de que la justicia y el respeto no se exigen en soledad, sino con el poder de una comunidad unida y firme.

Sigamos adelante con la convicción de que, juntos, podemos construir un futuro mejor.