Rocio y Fernando , trabajando
08/08/2025
Fernando no era solo un compañero de trabajo: era de esos que hacen que el día pese menos y la carga se vuelva más ligera. Siempre dispuesto a tender la mano, con la palabra justa para calmar o animar, y con esa forma de ver las cosas que invitaba a encontrar soluciones en lugar de problemas.
Su entrega no se medía solo en horas, sino en la calidad de su presencia: en cómo escuchaba, en cómo entendía y en cómo trabajaba por el bienestar de todos. Fernando creía en el trabajo bien hecho, pero también en la importancia de que ese trabajo sirviera para algo más grande que uno mismo.
Queda en nosotros el ejemplo que dejó: la calma ante la tormenta, la disposición para ayudar y la certeza de que, con voluntad y respeto, se puede construir algo mejor.
Hoy confiamos en que Fernando está con el Creador, en un lugar donde el descanso es eterno y la paz no se interrumpe. Que su espíritu, ahora libre de todo peso, siga acompañando a quienes lo recordamos con cariño.