Alone

03/10/2024

A las personas que recorren nuestras calles sin más compañía que su sombra y el cielo sobre sus cabezas, vaya nuestra admiración. Ellas, a menudo invisibles para una sociedad que mira de prisa, cargan historias de vida que nos recuerdan lo frágil de nuestra existencia y lo resistente del espíritu humano. La resiliencia que muestran día a día es digna de un profundo respeto: han encontrado en los rincones de la ciudad un refugio y, en medio de la intemperie, siguen adelante con una valentía que muchos ni siquiera imaginan.

Cada rostro tiene una historia, cada mirada refleja vivencias que van más allá de lo que cualquier palabra puede abarcar. En un mundo que a veces parece olvidar su humanidad, ellos nos enseñan sobre la dignidad de vivir con lo mínimo, el coraje de seguir en pie y la sabiduría de adaptarse a cada día como viene. Son almas fuertes, que encuentran belleza y sentido en los detalles más pequeños, que conviven con la ciudad de una forma que pocos entenderían.